martes, 18 de enero de 2011

Globalizacion

Vivimos en una era en la que ya no hay fronteras ni barreras, lo que antes parecía cruzar el mundo, ahora sólo es cuestión de un par de horas, de una llamada telefónica o hasta un correo electrónico.

La globalización es un fenómeno que día a día aumenta, esto por una parte tiene grandes ventajas, pues países menos desarrollados tienen la oportunidad de abrir nuevos horizontes, creando mejores comodidades para su gente, pero dejando atrás todas aquellas costumbres que los identifican como nación.

Eso es la globalización, dejar de ser ciudadano de un país, para pasar a ser un ciudadano del mundo, dejar atrás todo lo que te identificaba como buen patriota y convertirte en un nuevo ser tecnológico que vive de las novedades del planeta.

Si es buena o no, es sólo cuestión de opinión, de enfoques y por supuesto de cultura y educación. Pero bueno, a fin de cuentas esto provoca que la gente esté más informada sobre lo que pasa en el mundo, y también lo que no pasa, así pues, las personas empiezan a preguntarse si aquellas tradiciones culturales que sostienen, son del todo válidas y correctas, pues ya tienen otros puntos de referencia, de opinión y comparación. A lo largo de la historia las culturas se han ido formando dependiendo de las experiencias políticas, religiosas, sociales que cada país sufre, es por eso que toda nación es única y diferente. Tristemente, muchas de estas experiencias no son del todo favorables, al contrario, muchas de ellas son historias sangrientas, de desacuerdos, revoluciones y guerras, las cuales sólo provocan un estado de violencia cotidiano. La gente se acostumbra a vivir así, con miedo bajo el peligro, sin poder alcanzar la paz que todos buscamos en esta vida llena de ruido.

Países como Colombia, en el cual las guerrillas no son novedad, intentan expresar al mundo la inconformidad de su situación, pintando cuadros como los del ya famoso Botero, en los cuales él nos ilustra en una simple imagen, la agresividad y violencia que se vive a diario en las calles de su país de origen. Éste es uno de los muchos personajes que nos ayudan a entender más la situación de este tipo de países. La gente en general, sólo cree lo que ve y hace de su realidad lo que vive diariamente; obviamente aquellas personas que no pueden ver más allá de sus fronteras no saben las posibilidades que tienen, y cuando uno les plantea ideas positivas de la vida y la paz interior, lo creen un mundo utópico el cual sólo se encuentra en los cuentos de hadas. Y es justo ahí donde entra la globalización, aún esa gente se da cuenta de que no todo el mundo tiene que ser así, y eso crea en la población una mentalidad ambiciosa de serenidad, de querer tener aquello que otros sí pueden. Y cambian, cambia su estructura cultural para satisfacer las nuevas necesidades.

Este ejemplo también aplica en países en pobreza extrema, como lo es la India, en el cual tener hambre es el estado común de la población. Pero día a día, este gran país prospera en todos los ámbitos posibles, su economía crece al igual que la calidad de vida se desarrolla. No por nada son el país más feliz del mundo, pues aunque su pasado los ha obligado a no necesitar bienes materiales, gracias a la globalización, hoy pueden darse el lujo de querer más.

- Samantha Liehr Cedeño

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